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El papel de la música en la industria del juego

jueves, 26 de septiembre de 2024 · 11:02

Super Mario Bros o Tetris son dos ejemplos perfectos cuando uno trata de explicar la vinculación entre la música y el juego. La realidad es que, desde el inicio de esta industria, los sonidos han tenido un rol muy importante en la experiencia de los usuarios y la atmósfera que querían crear. Y es que es todo un arte encontrar un tema que se adecúe a la perfección, no solo a las imágenes que pasan por la pantalla, sino que conduzca a los jugadores hacia una vivencia original y única en cada ocasión.

La construcción de un ambiente

Para que sea un éxito total la inmersión en un universo virtual, como en los últimos tiempos han demostrado títulos de la talla de Red Dead Redemption 2 o The Last of Us, se tiene que conseguir un ambiente fácilmente identificable que guarde puntos de relación con la historia que se quiere contar. No puede ser igual la banda de una misión en busca de zombis en una ciudad deshabitada que una ambientación en una máquina tragamonedas de temática histórica. Cada escena reclama de su coherencia narrativa.

Como sucede en muchas otras actividades, influye de forma directa en el estado de ánimo de la persona, aunque sea con una simple música de fondo. Si esta es de tonos elevados y dinámicos, se busca dotar de energía y activar al usuario; mientras que si uno se decanta por la suavidad, se quiere evocar el sentimiento de relajación. En la mayoría de los momentos, las sensaciones se dan en la mente de forma inconsciente, sin tener que hacer reflexión alguna sobre lo que está sucediendo con el juego en cuestión.

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Por otro lado, hay partes en que la música puede incluso desaparecer, dejando lugar al silencio, como muchos aficionados a las cartas prefieren. Un buen ejemplo de ello es en la toma de decisiones sobre qué jugadas de póker llevar a cabo; una disciplina cuyas partidas y campeonatos han migrado a los diferentes dispositivos inteligentes con total comodidad gracias a la digitalización. En estos casos, se crea un clima de concentración absoluto para evitar movimientos impulsivos.

Personalizar y hacer marca

En los tiempos actuales, en los que el papel del usuario no es pasivo, sino que cada vez cuenta con más posibilidades de elección, existen pasatiempos en el mundo digital que no solo permiten activar o desactivar la banda sonora, sino que abren la puerta a personalizar la música que mejor convenga. Esto sucede, sobre todo, en aquellos títulos en los que no hay solo una experiencia pensada, sino que una misma partida puede tomar diferentes rumbos según las acciones que uno decida realizar.

Aun así, cabe mencionar que la elección de una banda sonora adecuada es un elemento más de identificación y construcción de la marca del propio juego. A los casos ya mencionados, se les pueden añadir otros como Zelda, Pokémon o Street Fighter, entre otros. Solo con escuchar pocos segundos de estas bandas sonoras, aunque uno no haya sido aficionado acérrimo de estos juegos, podría relacionarlos. Esto no es exclusivo de los videojuegos, sino que también está presente hoy en día en todo el juego online.

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Reconocimiento del sector

Desde 2014, la industria especializada en videojuegos celebra una gran gala que nada tiene que envidiar a premios tan reputados como los MTV Video Music Awards. Esta responde al nombre de The Game Awards, tiene audiencias millonarias y distingue los logros artísticos más destacados de este campo, incluido la mejor banda sonora. En 2023, el premio se lo llevó Final Fantasy XVI, mientras que en las dos ediciones anteriores se distinguió a God of War: Ragnarök y NieR Replicant.

La creación de estos galardones, así como su enorme repercusión, hacen que se valore una rama en el sector del juego que antes no contaba con tanto prestigio. Además de dotar de reconocimiento artístico a los compositores y de hacer que el público aprecie mejor esta forma de arte, abre las puertas a los profesionales dedicados a la música. Por otro lado, llama a la innovación y a la originalidad, no limitándose a reproducir fórmulas exitosas del pasado, sino buscando nuevos caminos inexplorados.