Música

La TRISTE vida de Ian Curtis, la leyenda del post punk que hizo historia con Joy Division

La tormentosa vida de Ian Curtis, de prodigioso poeta a visionario músico constantemente perturbado por la aflicción y los padecimientos que frustraron su desarrollo en Joy División.
martes, 18 de mayo de 2021 · 11:15

Este 18 de mayo conmemoramos el aniversario luctuoso de Ian Kevin Curtis, mejor conocido simplemente como Ian Curtis, quien partió de este mundo en 1980, pero dejo un legado influyente a través de sus contribuciones con Joy Division, proyecto pionero del post punk y su impacto en la construcción de la música alternativa que surgiría a partir de la década de los ochenta. 

Ian Curtis antes de convertirse en una leyenda del post punk

Nacido en el Manchester industrial y decadente el 15 de julio de 1956, Ian Curtis, mucho antes de convertirse en una personalidad de culto de la contracultura, desde su adolescencia mostró habilidades con la poesía, nutridas por textos de Franz Kafka y por David Bowie, su ídolo máximo. 

El inicio de su corta pero visionaria trayectoria artística se consolidó al interior de un concierto de Sex Pistols, en donde conoció a Bernard Sumner y Peter Hook, quienes adicionalmente reclutaron a Stephen Morris en la batería para, en 1976, crear Warsaw, agrupación que posteriormente adoptaría el nombre de Joy Division

La tormentosa vida del líder de Joy Division

Paralelamente, Ian Curtis conformó una familia con Deborah Woodruffe, su esposa desde el 23 de agosto de 1975, con quien más tarde tuvo una hija, Natalie Curtis. Sin embargo, su desenvolvimiento paternal y matrimonial de vio afectado por su trastorno de bipolaridad, depresión latente y epilepsia, padecimientos que lo llevaron a establecer constantemente un dialogo con la muerte. 

Bien dicen que para revolucionar las convenciones hay que aprenderlas a la perfección y el británico tuvo una sólida escuela del punk. Sin embargo, frente a Joy Division, todas esas influencias dieron un giro hacía la proyección sentimental, las ambiciones estéticas y las sonoridades gélidas, factores que impondrían un precedente para el desarrollo del post punk en los años posteriores. 

No obstante, sus incómodas reacciones frente a las luces del escenario y el leve grado de agorafobia, o miedo a las grandes multitudes, en realidad orientaron sus experiencias musicales hacía la frustración y llevaron a Ian Curtis cada vez más cerca del suicidio. 

Los últimos años de Ian Curtis y el legado que trascendió a Joy Division

Durante sus últimos años de vida, decidió apaciguar su permanente aflicción mediante un desliz amoroso con Annik Honoré, una periodista a la que conoció el 13 de agosto de 1979, durante una presentación de Joy Division en el Nashville Rooms de Londres. Contrario a sus expectativas, en realidad resultó en un tormento pues acentuó los problemas con su esposa y lo hizo lidiar con un vínculo devastador más. 

La creciente popularidad de la banda, la intensificación de los ataques de epilepsia y los constantes problemas personales, desembocaron todos el 18 de mayo de 1980, cuando, en su hogar, después de mirar la película "Stroszek" de Werner Herzog y al ritmo de "The Idiot" de Iggy Pop, Ian Curtis se ahorcó; el esfuerzo definitivo de una serie de intentos por terminar con su vida. 

Desde ese momento comenzaría el mito del artista sombrío que habría dejado evidencia de su inminente muerte a través de sus canciones contenidas de dos producción discográficas y una larga lista de canciones inéditas. Tras su deceso, el resto de los integrantes de Joy Division conformarían New Order y lo que sucedió después es historia. 

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