Las letanías en las posadas son una parte tradicional de las celebraciones navideñas en algunos países de habla hispana, especialmente en México. Durante las posadas, que son una serie de festividades que recrean la búsqueda de alojamiento de María y José antes del nacimiento de Jesús, se realizan cánticos o letanías llamadas “pedir posada”.

Las letanías en este contexto consisten en un intercambio cantado entre quienes representan a José y María (llamados “peregrinos”) y los anfitriones de la posada. Los peregrinos buscan refugio, y los anfitriones responden con canciones que simulan negarles la entrada, recreando así el viaje de María y José en busca de alojamiento.

Este intercambio es parte de la representación simbólica de las posadas y culmina con la apertura de las puertas, la bienvenida de los peregrinos y la celebración conjunta con comida, bebida y oraciones. Las letanías son una forma de mantener viva esta tradición navideña y transmitir la historia bíblica de la natividad de una manera participativa y comunitaria.

Canto para pedir posada adentro

Aquí no es mesón
sigan adelante
yo no debo abrir
no sea algún tunante.

Ya se pueden ir
y no molestar,
porque si me enfado
os voy a apalear.

No me importa el nombre,
déjenme dormir,
pues que yo les digo
que no hemos de abrir.

Pues si es una reina
quien lo solicita
¿cómo es que de noche
anda tan solita?

¿Eres tú José?
¿Tu esposa es María?
Entren, peregrinos,
no los conocía.

¡Dichosa la casa
que alberga este día
a la virgen pura,
la hermosa María!

Canto para pedir posada afuera

En el nombre del cielo
os pido posada,
pues no puede andar
mi esposa amada.

No seas inhumano
tennos caridad,
que el Dios de los cielos
te lo premiará.

Venimos rendidos
desde Nazareth
Yo soy carpintero
de nombre José.

Posada te pide
amado casero,
por sólo una noche
la reina del cielo.

Mi esposa es María
es reina del cielo,
y madre va ser
del Divino Verbo.

Dios pague señores
vuestra caridad,
y que os colme el cielo
de felicidad.

¡Dichosa la casa
que alberga este día
a la virgen pura,
la hermosa María!

Todos
 

Entren santos peregrinos, peregrinos,
reciban este rincón
que aunque es pobre la morada, la morada,
os la doy de corazón.