El viernes santo es el día en el que se recuerda el momento en el que Jesús, hijo de Dios, fue clavado para morir en la cruz. Este día se celebra como parte del Triduo de Pascua y entre los diferentes rituales se incluye la entonación de distintas canciones para recordar, agradecer y pedir perdón por este momento marcado en la Biblia.

Los fieles católicos se reúnen en la iglesia a misa durante el viernes santo y después regresan a casa, además también se tiene la costumbre de guardar ayuno y abstenerse a la carne y otros lujos como parte de la penitencia que se debe cumplir en este fecha triste donde Cristo sufre un doloroso calvario.

Canciones para Viernes Santo

Celebración  de  la  Pasión  del  Señor

Estribillo del salmo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Interleccional

Escucha pueblo mío la verdad, inclina tú oído a mi voz

Abriré mi boca en proverbios y diré cosas misteriosas;

Escucha pueblo mío la verdad, inclina tú oído a mi voz.

Presentación de la Santa cruz Celebrante: Mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo

Asamblea: Venid adoremos

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¡Victoria! ¡Tú reinarás!  

¡Victoria! (oh Cristo) ¡tú reinaras! ¡oh cruz ¡tú nos salvarás!
El Verbo en ti clavado, muriendo nos rescató;
de ti, madero santo, nos viene la redención.
Hermanos, la cruz de Cristo, nos muestra el amor de Dios;
sabemos que Dios nos quiere, su amor por cristo nos dio.
Extiende por el mundo, Tu reino de salvación.

¡Oh cruz, fecunda fuente, de vida y bendición!
Impere sobre el odio, tu Reino de caridad.
Alcancen las naciones, el gozo de la unidad.
La gloria por los siglos, a Cristo libertador.
Su cruz nos lleve al cielo, la tierra de promisión.
Aumenta en nuestras almas, tu Reino de Santidad.
El río de la gracia, apague la iniquidad.

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Venid, Oh Cristianos  

Venid, oh cristianos, la cruz adoremos.
A Cristo ensalcemos, que el mundo salvó.
¡Oh Cruz adorable! Yo te amo y te adoro
Cual rico tesoro de gracia y amor.
¡Oh árbol de vida! Oh fuente de gloria,  

Eterna memoria de mi Redentor.
Amemos, hermanos, la Cruz del amado Jesús, que clavado, en ella murió.

Perdona a tu pueblo

Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, señor
No estés eternamente enojado,
No estés eternamente enojado,

Perdónale, Señor.
Por tus profundas llagas crueles,
Por tus espinas y por tus hieles,
Perdónale, Señor.
Por las heridas de pies y manos,
Por los azotes tan inhumanos,
Perdónale, Señor.

Por los tres clavos que te clavaron,
Por las espinas que te punzaron,
Perdónale, Señor. 

Por las tres horas de tu agonía,
En que por madre diste a María,
Perdónale, Señor.
Saliendo del pretorio
Saliendo del pretorio marcha una procesión, con rumbo al Calvario sufriendo va un varón.
La cruz sobre su espalda llagándole está no puede caminar.
No puede dar un paso y cae por el camino, recibe un latigazo sobre su cuerpo herido.
No puede avanzar se escucha solo un grito: ‘levántate maldito’.
No, no puede ser maldito aquél que en su dolor, exclama con un grito perdónales
Señor, perdónales sus faltas no mires su actuación, de ellos ten compasión. 
¡Sed!, sed tengo de un amigo, sed tengo de amor, sed tengo que un hermano que sienta comprensión
Que acepte ésta sangre que derramando estoy, por su salvación.
No puede dar un paso… ¡No!, no puede ser maldito… 

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Diario  de  María

Te miro a los ojos  y entre tanto llanto
parece mentira que te hayan clavado
que seas el pequeño al que he acuñado
y que se dormía tan pronto en mis brazos
el que se reía  al mirar el cielo  
y cuando rezaba se ponía serio.

Sobre este madero veo aquel pequeño
que entre los doctores hablaba en el templo
que cuando pregunté respondió con calma
que de los asuntos de Dios se encargaba 
ese mismo niño el que está en la cruz
el rey de los hombres se llama Jesús.

Ese mismo hombre ya no era un niño
cuando en esa boda le pedí más vino
que dio de comer a un millar de gente
y a pobres y enfermos los miró de frente
río con aquellos a quienes más quiso
y lloró en silencio  al morir su amigo.
Ya cae la tarde se nublan los cielos
pronto volverás  a tu padre eterno
duérmete pequeño duérmete mi niño
que yo te he entregado todo mi cariño
como en Nazaret aquella mañana
he aquí tu sierva he aquí tu esclava. 

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Las canciones para entonar en la iglesia y durante toda la celebración de este día en casa bajo las creencias católicas son una pieza más en los pasos a seguir durante este tiempo de reflexión espiritual y conexión con Dios. Lee todas las letras y escucha las melodías para sentirte más cercano a la fe previo a la crucifixión de Cristo este viernes santo.